La adaptación a diferentes medios es una característica básica para la sobrevivencia, sin embargo estas adaptaciones en nuestra especie se relacionan con nuestras habilidades sociales, el desarrollo de una cultura, la elaboración de herramientas y hasta los procesos de enseñanza-aprendizaje. Este video es un ejemplo de cómo ante condiciones adversas los humanos elaboramos soluciones que nos permite vivir en diferentes ambientes, sin embargo lo que más me llama la atención de este video (que es un fragmento de un documental sobre la vida en los ríos de Discovery Channel) es como los humanos tenemos la capacidad de elaborar proyectos a largo plazo que van más allá de nuestra propia existencia, y como a través de estos procesos de enseñanza-aprendizaje a estos proyectos se les da continuidad, este es un video también conmovedor hay un alto contenido emocional que espero logren captar.
Uno de los aspectos más fascinantes de nuestra historia es que somos resultado de un proceso evolutivo que nos hace compartir una serie de rasgos con otras especies de animales e incluso otros organismos que existieron hace millones de años. La cognición, el aprendizaje, el lenguaje, la cultura son parte de este proceso de ahí que conocer nuestras raíces parece que nos permite conocer lo que hoy somos.
lunes, 30 de junio de 2014
martes, 17 de junio de 2014
Los dientes como herramienta
Los neandertales usaban la boca como tercera mano, ya que no disponían de un sistema neural y corporal adaptado para realizar tareas complejas.
Hasta ahora se sabía que Homo heidelbergensis y neandertales utilizaban los dientes anteriores como herramienta o tercera mano para llevar a cabo diversas tareas, práctica menos frecuente entre Homo sapiens. Pero ¿por qué tenían esa necesidad?
El uso de los dientes como una tercera mano se debe a la limitada capacidad de Homo heidelbergensis y neandertales de integrar cuerpo y cerebro, sobre todo, para llevar a cabo las funciones de coordinación visuoespacial asociadas a la corteza parietal del cerebro, señalan Marina Lozano y Emiliano Bruner, del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social y del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, respectivamente.
Los autores han llegado a esta conclusión a través del análisis de los datos de investigaciones sobre el desgaste dental de especies de homínidos desde una perspectiva de la paleoneurología, en concreto, se han basado en la teoría de la mente extendida, según la cual la cognición resulta de la interacción entre el cerebro y el ambiente, donde el cuerpo humano hace las veces de intermediario. Los principales «puertos» de conexión entre el cerebro y el entorno son los ojos, vía de entrada directa al cerebro (del mundo al cerebro), las manos representan la respuesta, es decir, del cerebro en el mundo.
Diferencias cognitivas
Los restos arqueológicos de Homo sapiens, en cambio, no muestran marcas de uso de los dientes tan frecuentes. Además se conoce que el cerebro de los humanos modernos presentaba una morfología de las áreas parietales relacionada con la integración visual y espacial. Ello incluía la capacidad de regir el sistema de coordinación entre el ojo y la mano y de integración con la memoria y las funciones ejecutivas frontales. «En el caso de Homo heidelbergensis y los neandertales este mecanismo no estaría suficientemente desarrollado y, por tanto, necesitaban la boca como tercera mano», explica Lozano.
A pesar de que la reciente investigación aporta una nueva hipótesis explicativa para discernir las diferencias cognitivas que existían entre neandertales y humanos modernos, debe investigarse más. «Aunque en arqueología cognitiva las hipótesis son difíciles de demostrar, en este caso sí que sería posible buscar más informaciones, analizando evidencias sobre otras funciones asociadas a la integración visuoespacial en estas especies extintas», añade Bruner.
Tomado de: http://www.investigacionyciencia.es/noticias/los-dientes-como-herramienta-12155?utm_source=boletin&utm_medium=email&utm_campaign=Psicolog%C3%ADa+y+neurociencias+-+Junio
Aquí pueden ver más detalles: http://www.isita-org.com/jass/Forum/2014_Vol_92.htm
Hasta ahora se sabía que Homo heidelbergensis y neandertales utilizaban los dientes anteriores como herramienta o tercera mano para llevar a cabo diversas tareas, práctica menos frecuente entre Homo sapiens. Pero ¿por qué tenían esa necesidad?
El uso de los dientes como una tercera mano se debe a la limitada capacidad de Homo heidelbergensis y neandertales de integrar cuerpo y cerebro, sobre todo, para llevar a cabo las funciones de coordinación visuoespacial asociadas a la corteza parietal del cerebro, señalan Marina Lozano y Emiliano Bruner, del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social y del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, respectivamente.
Los autores han llegado a esta conclusión a través del análisis de los datos de investigaciones sobre el desgaste dental de especies de homínidos desde una perspectiva de la paleoneurología, en concreto, se han basado en la teoría de la mente extendida, según la cual la cognición resulta de la interacción entre el cerebro y el ambiente, donde el cuerpo humano hace las veces de intermediario. Los principales «puertos» de conexión entre el cerebro y el entorno son los ojos, vía de entrada directa al cerebro (del mundo al cerebro), las manos representan la respuesta, es decir, del cerebro en el mundo.
Diferencias cognitivas
Los restos arqueológicos de Homo sapiens, en cambio, no muestran marcas de uso de los dientes tan frecuentes. Además se conoce que el cerebro de los humanos modernos presentaba una morfología de las áreas parietales relacionada con la integración visual y espacial. Ello incluía la capacidad de regir el sistema de coordinación entre el ojo y la mano y de integración con la memoria y las funciones ejecutivas frontales. «En el caso de Homo heidelbergensis y los neandertales este mecanismo no estaría suficientemente desarrollado y, por tanto, necesitaban la boca como tercera mano», explica Lozano.
A pesar de que la reciente investigación aporta una nueva hipótesis explicativa para discernir las diferencias cognitivas que existían entre neandertales y humanos modernos, debe investigarse más. «Aunque en arqueología cognitiva las hipótesis son difíciles de demostrar, en este caso sí que sería posible buscar más informaciones, analizando evidencias sobre otras funciones asociadas a la integración visuoespacial en estas especies extintas», añade Bruner.
Tomado de: http://www.investigacionyciencia.es/noticias/los-dientes-como-herramienta-12155?utm_source=boletin&utm_medium=email&utm_campaign=Psicolog%C3%ADa+y+neurociencias+-+Junio
Aquí pueden ver más detalles: http://www.isita-org.com/jass/Forum/2014_Vol_92.htm
viernes, 6 de junio de 2014
Las tres manos del linaje neandertal
Un artículo en ‘Journal of Anthropological Sciences’ formula una nueva hipótesis sobre la mente extendida, la integración visuo-espacial y la manipulación de objetos por parte de algunas especies extintas.
Emiliano Bruner, paleoneurólogo del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) de Burgos, y Marina Lozano, antropóloga del Instituto de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) de Tarragona, han publicado un artículo sobre arqueología cognitiva en la revista Journal of Anthropological Sciences, que sugiere que la utilización de la boca para la manipulación de objetos por parte de los neandertales puede ser resultado de una limitada capacidad de integración entre cuerpo y cerebro, en particular para aquella funciones de coordinación “visuo-espacial” asociadas a las áreas parietales.
Como evidencia el estudio de las estrías en la superficie de sus dientes, los neandertales y sus antepasados (Homo heidelbergensis) utilizaban habitualmente la boca como “herramienta” para manipular objetos. Estas mismas marcas están presentes en poblaciones modernas de cazadores-recolectores, aunque no de una forma tan frecuente.
Bruner y Lozano sugieren en su trabajo que esta necesidad en los neandertales de utilizar la boca como herramienta se pueda relacionar con una organización inadecuada de las áreas neurales que controlan el sistema ojo-mano, principales interfaces entre nuestro cerebro y el ambiente externo.
En este caso, se puede suponer una cierta falta de coordinación entre evolución biológica y evolución cultural, que conllevaría la necesidad de buscar el apoyo de otras partes del cuerpo que no están precisamente adaptadas para la manipulación, incluso arriesgando sus principales funciones, que en el caso de los dientes sería la alimentación.
Los humanos modernos, Homo sapiens, que no muestran marcas de uso de los dientes tan frecuentes, de hecho presentan cambios anatómicos del cerebro que afectan a las áreas parietales, efectivamente dedicadas a integración viso-espacial, es decir, particularmente implicadas en integrar el ambiente externo y el ambiente interno a través del cuerpo.
La mente extendida
Y es que partiendo de la teoría de la mente extendida, que sugiere que nuestra cognición es el resultado de una integración entre cerebro y ambiente, mediada por nuestro propio cuerpo, se podría pensar que en aquellos homínidos extintos el sistema ojo-mano probablemente no era adecuado para permitir una interacción completa a través de estas interfaces del cuerpo, y que como solución, se han arriesgado a involucrar la boca, es decir un elemento que sirve para otra función, y que además es extremadamente sensible y delicado.
“Aunque en arqueología cognitiva las hipótesis son difíciles de demostrar en este caso sí que sería posible buscar más informaciones, analizando evidencias sobre otras funciones asociadas a la integración viso-espacial en estas especies extintas”, concluye Bruner.
ARTÍCULO: Extended mind and visuo-spatial integration: three hands for the Neandertal lineage
COMENTARIOS Y MÁS: http://www.isita-org.com/jass/Forum/2014_Vol_92.htm
Tomado de: http://www.dicyt.com/noticias/las-tres-manos-del-linaje-neandertal
Emiliano Bruner, paleoneurólogo del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) de Burgos, y Marina Lozano, antropóloga del Instituto de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) de Tarragona, han publicado un artículo sobre arqueología cognitiva en la revista Journal of Anthropological Sciences, que sugiere que la utilización de la boca para la manipulación de objetos por parte de los neandertales puede ser resultado de una limitada capacidad de integración entre cuerpo y cerebro, en particular para aquella funciones de coordinación “visuo-espacial” asociadas a las áreas parietales.
Como evidencia el estudio de las estrías en la superficie de sus dientes, los neandertales y sus antepasados (Homo heidelbergensis) utilizaban habitualmente la boca como “herramienta” para manipular objetos. Estas mismas marcas están presentes en poblaciones modernas de cazadores-recolectores, aunque no de una forma tan frecuente.
Bruner y Lozano sugieren en su trabajo que esta necesidad en los neandertales de utilizar la boca como herramienta se pueda relacionar con una organización inadecuada de las áreas neurales que controlan el sistema ojo-mano, principales interfaces entre nuestro cerebro y el ambiente externo.
En este caso, se puede suponer una cierta falta de coordinación entre evolución biológica y evolución cultural, que conllevaría la necesidad de buscar el apoyo de otras partes del cuerpo que no están precisamente adaptadas para la manipulación, incluso arriesgando sus principales funciones, que en el caso de los dientes sería la alimentación.
Los humanos modernos, Homo sapiens, que no muestran marcas de uso de los dientes tan frecuentes, de hecho presentan cambios anatómicos del cerebro que afectan a las áreas parietales, efectivamente dedicadas a integración viso-espacial, es decir, particularmente implicadas en integrar el ambiente externo y el ambiente interno a través del cuerpo.
La mente extendida
Y es que partiendo de la teoría de la mente extendida, que sugiere que nuestra cognición es el resultado de una integración entre cerebro y ambiente, mediada por nuestro propio cuerpo, se podría pensar que en aquellos homínidos extintos el sistema ojo-mano probablemente no era adecuado para permitir una interacción completa a través de estas interfaces del cuerpo, y que como solución, se han arriesgado a involucrar la boca, es decir un elemento que sirve para otra función, y que además es extremadamente sensible y delicado.
“Aunque en arqueología cognitiva las hipótesis son difíciles de demostrar en este caso sí que sería posible buscar más informaciones, analizando evidencias sobre otras funciones asociadas a la integración viso-espacial en estas especies extintas”, concluye Bruner.
ARTÍCULO: Extended mind and visuo-spatial integration: three hands for the Neandertal lineage
COMENTARIOS Y MÁS: http://www.isita-org.com/jass/Forum/2014_Vol_92.htm
Tomado de: http://www.dicyt.com/noticias/las-tres-manos-del-linaje-neandertal
lunes, 2 de junio de 2014
La evolución del cráneo humano ha propiciado problemas visuales y neurológicos
La miopía y el alzhéimer podrían estar relacionados con la estructura de la cabeza.
El Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana ha desarrollado varias investigaciones en los últimos años en las que han estudiado las relaciones anatómicas y evolutivas entre cráneo y cerebro, y han demostrado posibles problemas estructurales asociados al gran tamaño de nuestro encéfalo, que podrían estar detrás de una mayor propensión a los problemas neurológicos, como el alzhéimer, y visuales, como la miopía.
Emiliano Bruner, paleoneurólogo del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (Cenieh), ha publicado un artículo sobre craneología funcional en la revistaFrontiers in Neuroanatomy, en el que se estudian las relaciones anatómicas y evolutivas entre cráneo y cerebro, y se evidencian posibles problemas estructurales asociados al gran tamaño de nuestro encéfalo.
Se trata de un artículo de revisión, es decir de síntesis del trabajo desarrollado en el laboratorio de Paleoneurología del Cenieh en los últimos años, donde se presentan temas que enlazan los estudios evolutivos en neuroanatomía con la medicina y la neurobiología, y en el que la craneología funcional se muestra desde una perspectiva que une por un lado la biología evolutiva y, por otro lado, los campos biomédicos.
Como explica Emiliano Bruner, las relaciones anatómicas entre cerebro y cráneo o los procesos de metabolismo y termorregulación cerebral interesan tanto al paleontólogo como al cirujano, y son temas íntimamente relacionados con las variaciones del tamaño cerebral.
De hecho, los cambios en las áreas parietales de nuestra especie, al involucrar variaciones importantes en la complejidad anatómica, metabólica y vascular, “pueden haber creado una situación de vulnerabilidad a la neurodegeneración, como ocurre en los procesos asociados con la enfermedad de Alzheimer”, afirma Bruner en la nota de prensa del Cenieh, recogida por Sinc.
Miopía
Además, según esta publicación, la particular relación entre el cerebro y los huesos de la cara a lo largo de la evolución humana puede estar también relacionada con un conflicto en entre órbitas, globos oculares y lóbulos frontales y el desarrollo de estas áreas, lo que finalmente puede afectar a los procesos asociados a la visión y causar defectos como la miopía.
Este trabajo en el que también han participado investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid, el Montana Tech de la University of Montana (Estados Unidos) y la Keio University (Japón) forma parte de un proyecto de publicación con especialistas en en campos muy diferentes de la neurociencia, que evidencian las ventajas y los costes que implica la evolución de un cerebro muy grande, complejo y dispendioso.
Referencia bibliográfica:
Emiliano Bruner et al.: Functional craniology and brain evolution: from paleontology to biomedicine. Frontiers in Neuroanatomy (2014) doi: 10.3389/fnana.2014.00019. Incluido en el compendio de artículos The Human Brain’s Place in Nature: Evolution of Large Brains.
Tomado de: http://canal44.com/?p=53794
El Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana ha desarrollado varias investigaciones en los últimos años en las que han estudiado las relaciones anatómicas y evolutivas entre cráneo y cerebro, y han demostrado posibles problemas estructurales asociados al gran tamaño de nuestro encéfalo, que podrían estar detrás de una mayor propensión a los problemas neurológicos, como el alzhéimer, y visuales, como la miopía.
Emiliano Bruner, paleoneurólogo del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (Cenieh), ha publicado un artículo sobre craneología funcional en la revistaFrontiers in Neuroanatomy, en el que se estudian las relaciones anatómicas y evolutivas entre cráneo y cerebro, y se evidencian posibles problemas estructurales asociados al gran tamaño de nuestro encéfalo.
Se trata de un artículo de revisión, es decir de síntesis del trabajo desarrollado en el laboratorio de Paleoneurología del Cenieh en los últimos años, donde se presentan temas que enlazan los estudios evolutivos en neuroanatomía con la medicina y la neurobiología, y en el que la craneología funcional se muestra desde una perspectiva que une por un lado la biología evolutiva y, por otro lado, los campos biomédicos.
Como explica Emiliano Bruner, las relaciones anatómicas entre cerebro y cráneo o los procesos de metabolismo y termorregulación cerebral interesan tanto al paleontólogo como al cirujano, y son temas íntimamente relacionados con las variaciones del tamaño cerebral.
De hecho, los cambios en las áreas parietales de nuestra especie, al involucrar variaciones importantes en la complejidad anatómica, metabólica y vascular, “pueden haber creado una situación de vulnerabilidad a la neurodegeneración, como ocurre en los procesos asociados con la enfermedad de Alzheimer”, afirma Bruner en la nota de prensa del Cenieh, recogida por Sinc.
Miopía
Además, según esta publicación, la particular relación entre el cerebro y los huesos de la cara a lo largo de la evolución humana puede estar también relacionada con un conflicto en entre órbitas, globos oculares y lóbulos frontales y el desarrollo de estas áreas, lo que finalmente puede afectar a los procesos asociados a la visión y causar defectos como la miopía.
Este trabajo en el que también han participado investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid, el Montana Tech de la University of Montana (Estados Unidos) y la Keio University (Japón) forma parte de un proyecto de publicación con especialistas en en campos muy diferentes de la neurociencia, que evidencian las ventajas y los costes que implica la evolución de un cerebro muy grande, complejo y dispendioso.
Referencia bibliográfica:
Emiliano Bruner et al.: Functional craniology and brain evolution: from paleontology to biomedicine. Frontiers in Neuroanatomy (2014) doi: 10.3389/fnana.2014.00019. Incluido en el compendio de artículos The Human Brain’s Place in Nature: Evolution of Large Brains.
Tomado de: http://canal44.com/?p=53794
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